Perdí la medida del tiempo,
la querencia de otros placeres,
el temor a la aventura.
Renuncié a buscar otros labios,
otras mieles, otros triunfos,
otra piel de madrugada.
Olvidé todas las fórmulas,
las historias de otros tiempos,
mis señas de identidad.
Amé lo que me ofreciste,
contar el tiempo a tu lado,
hacer eternas las horas,
tejer un mundo entre dos.
Que las noches sean caricias
y tiempos de reconquista
de cuerpos extenuados
olvidando la quietud.
Y que tus ojos serenos,
siempre cerca de los míos,
me sigan dando su luz.
(2001)
(2001)
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