sábado, 12 de marzo de 2011

Posiblemente loco

A sus 49 años se consideraba feliz. Sólida posición, esposa fiel y cariñosa, tres hijos crecidos, y ningún problema que mereciese ese nombre. Gozaba la vida de un pueblo tranquilo a orillas del mar, disfrutando el placer de contar olas y días. El respeto, incluso el aplauso, en su trabajo, era su única presunción. Nunca necesitó más. Era tan inmensamente rico como todo aquél que no echa nada de menos. Hace tiempo, se deshizo de sus automóviles, por vivir más pegado a la tierra, por innecesarios, por discordantes con su vida. La paz del salón, con su tic-tac de reloj, acunaba entre cortinas su serena existencia. Pasaron sus años de "bon vivant", de excesos nocturnos y de aventuras al margen, aunque sucumbiese de cuando en vez, ante un buen ágape regado con vino de la tierra. Jamás olvidó los libros, siempre estudiaba cualquier cosa, a veces llamativas en su contraste. En resumen, casi un Fray Luis.

Cuando alguien llamó a su puerta en aquella noche de noviembre del 97 no se encontraba preparado. Muchos papeles de su ordenada mesa volaron a través de la ventana, sin poder hacer nada por remediarlo. Otros cayeron al suelo, y ahí permanecen desde esa fecha.

Se encontró, de repente, escribiendo poesías de amor, dibujando corazones rosas atravesados por flechas, cantando canciones que hablaban de derroches al son de Mecano ("Siempre los cariñitos me han parecido una mariconez, y ahora hablo contigo en diminutivo, con nombres de pastel"). Se observó a sí mismo perdiendo el terror a volar, mandando flores, llamando por teléfono ("Te quiero vida mía"), diciendo "Cariño", coleccionando puntos Iberia Plus, bailando un vals en Preciados a plena luz, concertando citas a kilómetros de distancia, deshaciendo agendas, rompiendo compromisos, interrumpiendo reuniones, besándola en el Metro, perdiendo todos los sentidos del ridículo, perdiendo todos los sentidos, simplemente. Incluso alguna vez se ha visto con quince años, abrazado a ella en un espejo.

Posiblemente esté loco, posiblemente. Pero sí hay algo cierto: es completamente feliz. 

(1999)

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