sábado, 12 de marzo de 2011

¿Año nuevo?

Su error fue lo de Año Nuevo. Creyó que significaba "nuevo" de verdad, y a la voz de "tu destino está escrito en las estrellas", decidió que no le parecía mal, pero que su acaso y su ventura estarían allí de su puño y letra. Pero cogió una escalera y no alcanzó.

Dijeron que ya hizo mal en destrozar su agenda de agravios, denostar la ciudad y mirar al campo, desatender dineros y extraviar necesidades.  Que no se puede ir por ahí pregonando felicidad, que era un exceso su alegría, soliviantando al pueblo con ideas revolucionarias, que no está el mundo para esas cosas, que tenía edad de sentar la cabeza. Pero el colmo fue la escalera y su afán de escribir en las estrellas.

Nadie dio en averiguar que las caricias de una hembra le inundaban las sentinas, que su rumbo enfilaba la bocana de sus ojos, ni que sus jarcias anudaban la tormenta de una noche de septiembre sobre su piel desnuda. Abandonó mediocres puertos de abrigo y zarpó proa al temporal, con el convencimiento de que, sin riesgo, no vería la otra orilla. Pero el colmo fue la escalera y su afán de escribir en las estrellas.

Un juez lo metió por loco. Pintó entonces corazones en su celda, emborronó la pared con poesías, coloreó amaneceres tras las rejas y encadenó las horas muertas con el rosario de sus recuerdos.

Y cumpliendo su deseo de escribir en las estrellas, murió masturbándose frente a la foto de la mujer, que le enseñaba las rodillas. 

(2002)

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